No culpes a la lluvia
19/10/2022
Por Daniel Rodríguez G.
«No culpes a la playa, no culpes a la lluvia. Será que no me amas. No siento tus caricias. Ya no eres la misma que yo amé. Te veo tan distante, te veo tan distinta»
Luis Miguel
Empezó el partido con la misma lluvia fina con la que se jugó en Ferrol hace quince días pero el paralelismo terminó ahí. El once, una vez superada la plaga egipcia de lesiones, parecía elegido más en función del caché (con la excepción de Pedraza), que de los méritos contraídos hasta esta jornada, como si para superar a un rival diseñado para Segunda Federación bastase con los nombres.
Y de nuevo nuestra salida como locales fue tan parsimoniosa como contracultural. Pero no sólo del equipo, ¿ha cambiado una afición que también entra al estadio con esa pachorra?
La lección futbolística de arrancar así debía ser ya conocida por Casañ pues el plan San Fernando: «presionad a sus centrales un rato a pie y otro andando» ya nos había costado un sonrojo serio contra los andaluces.
Y es que, cuando no se sale a morder al rival, por mucha Cenicienta que este sea, se corre el peligro de que tome conciencia de que puede combinar fácil, de que igual es su día y si tiene el acierto de marcar antes que tú irá cuesta abajo y con opciones de «salir de la disco coronao«; sea el Talavera del reenganche o aquel Mollerusa en el Helmántico.
Hacía referencia el cártel online previo al código Unionista y nuestra fórmula.
Yo, con la experiencia acumulada por el club en patentes y marcas, registraría una fórmula imaginativa consistente en una bicefalia con alternancia estricta en la banqueta: Mori para el Reina y Casañ para los encuentros «fuera campo«. Y es que, mirar caer el orvallo de salida, debería ser tabú, tanto en Las Gaunas o el Ruta como, más aún, en el Reina.
En estas contemplaciones se adelantaron los visitantes en un buen chut desde fuera del área, cruzado, al que no encontramos apenas réplica. La primera mitad se fue consumiendo entre tarascadas fruto de la humedad del terreno, las imprecisiones y la permisividad arbitral.
Tras el descanso se incrementó la presión local. Nespral y Demi eran los focos de fútbol pero este no sé concretaba en ocasiones claras hasta que, en el 58′, la obsesión por tocarla atrás arriesgando de los rosados comprometió a Biel Ribas en un despeje apurado ante Nespral. La bola, tras doble rebote en el bravo asturiano y el palo, terminó por embocar: Una extraña mezcla de snooker con una versión disléxica de la maldición del «ex» de tu «ex».
No se echaron atrás ahí los talaveranos por convencimiento de su míster, Pedro Díaz (excompañero de Casañ y Toni), sabiendo también de su fragilidad en defensa, y tras una recuperación en frontal propia (en falta light a De la Nava) lanzaron un pase medido a su mejor jugador, Álvaro Juan, que con un control zidanesco de zurda y enganchándola con derecha puso de nuevo en ventaja al Tala.
Hasta el final lo intentamos, embotellando a ratos, alguna vez con profundidad y peligro pero precipitados en otras. Hubo momentos de correcalles y el ya reiterado sainete local a balón parado. De hecho, ya estoy pensando en que a la fórmula Casañ/Mori podríamos fusionar al bueno de María Hernández como asistente del balón parado. Igual en navidades está libre y para entonces rematamos algún córner más entre palos. ¿Por qué no ha vuelto a botar un córner Rojo desde su asistencia a Mario en el Arcángel? Divagaciones; no acertamos en nuestras postreras embestidas y se consumó la derrota.
El fútbol es especialista en dejarte con cara de tonto cuando piensas a priori que lo tienes todo a favor. Por eso nos apasiona, porque puedes desplazarte con tu equipo último en la tabla, con un punto en once encuentros, a casa de un equipo invicto en su feudo, que derrotó al líder a domicilio en la jornada anterior y correr a abrazarte con el autor del gol del triunfo como Pepe el hincha y casi disfrutar más ahí, en ese justo momento de cercanía, que cuando tu otro equipo (ese sí, florentinamente impermeable) ganó la “catorceava”.
Sí, adivináis bien, uno de ellos era mi primo, y perdimos este Derbi (familiar) de la Celestina*, pero el fútbol seguirá siendo maravilloso por reencuentros y momentos así, aunque no favorezcan a nuestro equipo. Ya nos tocará, nos citamos en El Prado, de lo que se trata es de comprar el próximo boleto sin necesidad de jugar Súper Ligas.
Toca levantarse, y tras el Reina ir a por todas a un Reino casi tan propicio como A Malata. A fin de cuentas para este próximo sábado, a las 18 horas, ya habrá llovido mucho.
* Fernando de Rojas autor de La Celestina ambientada en Salamanca fue alcalde de Talavera.