SECCIÓN PUCELA

Exiliados Unionistas > Presentación Exiliados Unionistas

Con la pena por la desaparición de la Gloriosa, de nuestra Unión, andábamos todos desconcertados, incluso descorazonados y alejados del fútbol, porque lo que nos habían quitado era lo más importante para nosotros. Pero, gracias a ‘unos locos’, que iban a ser ‘cuatro gatos’ en La Sindical, al final todos nos unimos en el homenaje a nuestra pasión en forma de nuevo Club, en el que las cosas se iban, por fin, a hacer bien.

Hasta aquí, lo que fue, prácticamente para todos los que formamos parte de esta peña, nuestro inicio en la pertenencia a Unionistas, a su filosofía, al recuerdo a la Unión Deportiva Salamanca, y a todo lo que representa el fútbol popular. Pero, claro, llegaba otro escollo… ¿qué podíamos hacer los salmantinos, tanto de la capital como del resto de la provincia, que por diferentes motivos no vivimos en nuestra tierra?

Por fortuna, las autopistas de la información tienen ya infinitos carriles, con lo que estar al tanto de toda la actualidad de Unionistas lo teníamos prácticamente al alcance de la mano. Pero seguía faltándonos algo, sobre todo, teniendo en cuenta que vivimos -la mayor parte- en Valladolid, terreno un tanto peliagudo para el unionismo en tiempos, si bien la mayoría de los aficionados pucelanos -no queda sino reconocerlo- saben que Unionistas no es el enemigo, y que lo que hacemos es por recordar a una parte importante de la historia del fútbol regional, rivalidades aparte, y cuya desaparición ellos también lamentaron, no como otros.

Llegó un momento en el que, por aquellos azares del destino, los compañeros de Exiliados, que se habían organizado en Madrid, publicaron un mensaje en el foro oficial de Unionistas. Uno de nuestros miembros vio ese post, y, poniéndose en contacto con Jorge García, el alma detrás de la creación de la peña en la capital de las Españas, llegaron al acuerdo de intentar hacer algo similar a orillas del Pisuerga -aún sin cocodrilo por aquellos tiempos-, para exportar unionismo por cuantos más rincones de la geografía española, mejor.

Y entonces, manos a la obra. Con el foro de nuevo como punto de reunión, se publicó un mensaje en busca de quien se quisiese unir a esta aventura. Una calurosa tarde del verano de 2015 tuvo lugar la cita: fue en La Central, santo y seña de los bares deportivos de Valladolid -casualidad o no, sede social del Club de Rugby El Salvador, con quien compartimos los colores blanquinegros- fue el lugar en el que se dieron cita los tres primeros integrantes de la Sección Pucela de la peña Exiliados Unionistas: Cristóbal Acera, José Manuel García y Carlos Patino.

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La primera reunión en La Central de los tres primeros integrantes de Exiliados Unionistas sección Pucela.
De izquierda a derecha: Cristóbal, Carlos Patino, Josema.

Una vez dado el primer paso, sólo faltaba sumar a más gente, lo que se fue consiguiendo poco a poco, gracias al boca a boca, y a los muchos salmantinos que tenemos establecida nuestra morada en Valladolid. Comenzaba nuestro camino al mismo tiempo que Unionistas iba dando sus primeros pasos en el césped de La Sindical -y en el barro del que, en próximos meses, será nuestro estadio: el Reina Sofía-, con la vista puesta en seguir creciendo para llegar a Las Pistas, y seguir progresando, como mandan los cánones, desde lo más bajo. Ad Astra…Búsqueda de sede, con sus más y sus menos, y con personajes de todo tipo en el camino; progresiva unión -¿cómo si no? Esto es Unionistas, amigos – de más y más miembros; anécdotas, historias, cervezas, cenas… y, sobre todo, un grupo de amigos que viven juntos su pasión, su recuerdo por el equipo al que más han querido y querrán, y por aquel que en cada uno de los momentos de su existencia trata de hacer lo mismo: honrarla y recordarla con cariño.

Poco a poco hemos vivido en la Sección Pucela muchos momentos de unionismo juntos. Desde el frío helador del Felicísimo de la Fuente -que ni la cerveza resistía-, hasta la invasión en toda regla del estadio Las Salinas de Tordesillas -aquel día, aunque lejos de Salamanca, Unionistas jugó en casa-, pasando por el paroxismo en Mojados, un viaje con mucho que contar hasta el horno, perdón… Socuéllamos, el corazón cerca de superar cualquier ritmo racional cuando Razvan estaba a punto de patear aquel penalti, o el éxtasis cuando al enorme Molina se le ocurrió probar a ver qué tal era aquello de rematar de cabeza en los Anexos…

¡Va por ti, Unión!

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