Por Alberto Orfao.
El Fuenlabrada estropeó el reestreno del Reina Sofía
Con dudas en el arranque de la temporada, la afición unionista llegaba a la tarde del domingo con la esperanza de conseguir la primera victoria del equipo en casa. En frente, un Fuenlabrada recién descendido del fútbol profesional, con futbolistas con experiencia en Primera División y con un arranque inmaculado en casa solo manchado por la goleada recibida en Córdoba.
Con un rival de entidad para cerrar la segunda semana de ferias y fiestas en Salamanca, el Reina Sofía volvía a ver rodar el balón. Pero, esta vez, sobre un césped nuevo y no artificial. El público era consciente de la necesidad de la victoria y empujó al equipo con sus cánticos, que no cesaron en toda la primera mitad.
El aliento del fondo animó a los jugadores blanquinegros que, pasados apenas tres minutos de juego, tuvieron la primera ocasión. Mawi rompió la línea defensiva de los azules con un gran pase para Iván Chapela, que remató raso y se topó con la pierna de Pol. La respuesta no se hizo esperar y el Fuenlabrada, en las botas de Diego García, probó suerte y disparó desviado.
El ritmo rápido de la primera parte regaló ocasiones a ambos conjuntos: Jon Rojo disparó duro y se encontró con los puños del guardameta madrileño y después un balón de Chapela se paseó por el área de Pol sin llegar a encontrar rematador.
Entre medias también la tuvo Barbosa para el Fuenlabrada y, tras el intercambio de golpes, llegó el primer susto para Unionistas: Alex Alegría enganchó un balón en la frontal que remató con mala intención al palo derecho de Salva, que estaba allí para desviar a córner con una gran parada.
Pasada la media hora de juego, el equipo blanquinegro se veía cómodo en este intercambio y comenzó a crecer sobre el nuevo césped. Avisó Carlos de la Nava finalizando una buena jugada con un disparo junto al palo al lateral de la red y no perdonó Jon Rojo, con un disparo recto y duro con la zurda que no lograron interceptar ni los defensas ni el portero. Chapela, que antes había tenido una ocasión clara de cabeza que remató fuera, fue el encargado de asistir.
Unionistas se marchaba con ventaja en el marcador al descanso tras un pequeño percance con el goleador, que tuvo que retirarse unos minutos del terreno de juego por un golpe en el labio que el árbitro no tuvo a bien castigar.
La segunda mitad arrancó con una presión más intensa del Fuenlabrada, que le costó dos tarjetas en los primeros diez minutos, y posesiones más largas de la pelota. Esto no evitó que el conjunto de Raúl Casañ, liderado en esta fase del juego por Héctor Nespral, tuviera tal vez dos de las ocasiones más claras del partido. Primero Mawi se quedó solo ante Pol, que se hizo grande para desviar el disparo del ex del Rayo Majadahonda y se llevó el mano a mano. Después, fue Chapela quien estrelló un disparo desde la esquina del área en el palo.
Ambos entrenadores sacaron piernas frescas en el minuto 64. Los visitantes tratando de buscar un gol que les metiera en el partido, y los locales piernas frescas que permitieran enfrentar los minutos finales. Óscar y Losada sustituyeron a Tropi y a Mawi, que se desfondó durante la primera parte con numerosos desmarques a la espalda de los centrales.
El conjunto salmantino se fue echando atrás con el paso de los minutos y los fuenlabreños avisaron: primero con un disparo cruzado de Cristóbal, que se marchó rozando el palo, y después con un mano a mano de Fer Ruiz, que perdonó. A apenas cuatro minutos para el final, una falta lateral inexistente pero botada con maestría por Iribas dejó a Bolaño espacio para rematar a placer al fondo de la red.
El gol supuso un duro golpe para la afición unionista, que rozó con los dedos la primera victoria de la temporada, pero ya no quedaba tiempo para más. Unionistas de Salamanca suma su segundo punto de la temporada en casa y se mantiene en puestos de descenso con la intención de hacerlo valer con una victoria el próximo fin de semana ante el Mérida.
La nota negativa del choque, aunque apenas tuvo repercusión sobre el encuentro, fue la expulsión de Bolaño, por roja directa. El árbitro interpretó como una infracción muy grave que su mano fuese a acabar acunando fuertemente su entrepierna en dirección al banquillo fuenlabreño. Expulsado o no, no cabe duda de que Bolaño, con su bajo centro de gravedad y su desequilibrio, fue la principal pesadilla para los unionistas en las llegadas al área del Fuenlabrada.