CRÓNICAS EXILIADAS – Sanse fuera de casa 22/23

Crónica del Exiliado Oli.

«Cobertizo, jaula, o recinto donde se crían gallinas y otras aves de corral» es la definición que da la RAE de gallinero, pues desde la literalidad de la definición es donde unos 300 unionistas disfrutamos de nuestra pasión. Primera parte por derecho, equilibrio, intensidad, calidad y saber estar, Óscar y Tropi los «magister militum», escoltados de los Losada, De La Nava, Barros…completaron un trabajo coral que puso la primera parte a la altura del día del Fuenlabrada. Pero sabemos que la dificultad anotadora q nos acompaña, unido a esa brisa que se filtra entre nuestra defensa pero que al final siempre acaba en tornado, nos hacía tener las orejas tiesas a todos los que estábamos allí, porque eso que es tan sencillo de decir con una sola palabra -«solidez»- es muy difícil conseguirla y muy fácil perderla, esa patología invisible, asintomática y de difícil diagnóstico nos volvió a condenar, a pesar de ello el equipo no perdió la cara, los cambios aportaron, nos volvieron a maldecir los palos, pero ya lo sabíamos ,lo intuíamos o simplemente es que esto del fútbol es la ciencia menos ciencia de todas las ciencias, un vodevil, un sainete, un sindiós que nos hace odiarlo y amarlo a partes iguales. Porque siempre que existan esos 300 zumbados matapiñoneros, esos 3350 feligreses de la  dignidad, toda esta sin razón seguirá siendo lo más racional que conozco.

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