Por Josema.
El pasado sábado llegábamos con la sensación de ser un partido más importante que los demás. No me
atrevería a calificarlo como final, pero sí había algo más que tres puntos en juego.
Por un lado, el partido nos enfrentaba contra el Badajoz, rival a priori directo por eludir el descenso (al
menos en lo que llevamos de temporada), y que llegaba un punto por debajo de nosotros en el casillero.
Y por otro lado, alejar los negros nubarrones que se cernían sobre la cabeza de nuestro entrenador, tras
las últimas dos derrotas, pero sobre todo por la sensación que había transmitido el equipo en esos dos
encuentros: un equipo apático, sin ideas, muy alejado de la imagen que había ofrecido en Ferrol.
Con todos esos ingredientes empezaba el vital partido en el Reina Sofía, con una grada que una vez
más, alentaba a su equipo sin parar en busca de los tres puntos. Pero el partido no pudo empezar peor:
una dudosa mano del central de Unionistas Ramiro Mayor nada más empezar el partido, que le supuso
la primera tarjeta amarilla, y una entrada a destiempo apenas 5 minutos después que le supuso la
segunda amarilla, y por tanto, la expulsión en el minuto 10 del partido. ¿Con uno menos, y con 80
minutos por delante? Debo confesar que en ese momento, los negros nubarrones se transformaron para
mí en un temporal huracanado que vaticinaba lo peor.
Menos mal que ahí estaba la hinchada, la que nunca se rinde, para tirar del equipo en los malos
momentos, y Unionistas sacó su mejor versión. A base de fútbol y coraje, mucho coraje, logró
sobreponerse y poco después de la expulsión, Mario Losada tenía la primera ocasión clara del
encuentro.
El equipo blanquinegro era el claro dominador del encuentro, y es que el Badajoz apenas se acercaba al
área rival. No obstante, en una internada desde su banda izquierda, el extremo pacense lograba superar
a su par internándose de manera peligrosa en el área, siendo derribado por David Vicente de manera
clara. Penalti e infarto en la grada. Por fortuna, ahí estaba Salva de la Cruz para con su energía poner
nervioso al delantero rival y que éste chutase al larguero, estallando de alegría el fondo de animación.
El segundo tiempo continuó siendo un quiero y no puedo por parte de Unionistas, con intervenciones de
mucho mérito del portero pacense, sobre todo una ocasión a tiro de Beneit, después de una
espectacular galopada hasta la portería rival.
Los últimos diez minutos de partido el equipo charro acusó el cansancio acumulado después del
derroche que había realizado durante todo el encuentro con un jugador menos, lo que supuso que el
Badajoz se estirase y tuviera un par de ocasiones, sin mucho peligro, sobre la meta defendida por Salva
de la Cruz.
Reparto de puntos en un partido en el que Unionistas mereció más, en el que nos dejó ver su mejor
versión a pesar de estar en inferioridad, y con esa ilusión enfrentamos este martes al Alcorcón, para
comprobar si los negros nubarrones al final se alejan de Salamanca, o por el contrario, el partido del
sábado fue un espejismo.