Comenzábamos la temporada con esta visita al campo de un rival histórico como el Barakaldo. No había excusa para perderse la ocasión. Como ya es habitual desde Salamanca se fletaron dos autobuses en los que se desplazó la mayor parte de la afición. Pero no fueron menos los coches de particulares que nos desplazamos desde otros puntos de la geografía nacional hasta el País Vasco donde la peña Unionista Oskar Martín tenía el honor de ser anfitriona.
El ambiente, como siempre en un desplazamiento de Unionistas, era excelente. Festivo y con ganas de pasarlo bien mientras apoyamos a nuestro equipo, sin parar de animar. ¿Hay algo más bonito que disfrutar con el resto de socios de Unionistas del hecho de ser propietarios del club? Nuestro equipo es único y nos lo reconocen allá por donde vamos.
Antes de aquel encuentro no desaprovechamos la ocasión de dar colorido a Barakaldo hasta que la hora se nos fue echando encima.
El resultado fue un 2-1 para los locales. De nuestra parte marcó David Grande en su estreno como goleador. Casualidades de la vida, el primer gol lo marcó nuestro hoy jugador, Héctor Nespral. No jugamos demasiado bien aquel partido. Pinceladas de lo que se confirmaría semanas después: nuestro malísmo comienzo de temporada. Sin embargo, la hinchada de Unionistas no paró de animar ningún momento para tratar de llevar al equipo hasta la portería contraria. El fútbol, aquél fin de semana, no nos permitió sacar nada positivo de Barakaldo.
A pesar de la derrota, no íbamos a desperdiciar la oportunidad de hacer buenas migas y de conocer nuevas gentes. En este caso tocaba descubrir la gastronomía local y, ese partido, lo ganamos por goleada. Un gran fin de semana en la que saciamos nuestra pasión por Unionistas después de un verano que parecía no tener fin.